Un
día, cuando Jesús se estaba relajando en el cielo, se dio cuenta de un anciano
que le parecía muy conocido.
Preguntándose si el anciano era su padre José, Jesús le preguntó: "¿Por casualidad, alguna vez tuviste un hijo?"
"Sí", dijo el anciano, "pero no era mi hijo biológico. Nació por milagro, por la intervención de un ser mágico del cielo".
"Muy
interesante", dijo Jesús. "¿Este chico alguna vez tuvo que luchar
contra la tentación?"
"Oh,
sí, muchas veces", respondió el anciano. "Pero finalmente ganó.
Desafortunadamente, murió heroicamente en un momento, pero volvió a la vida
poco después".
Jesús
no podía creerlo. ¿Podría ser realmente SU padre?
"Una
última pregunta", dijo. "¿Eras carpintero?"
"Pues
sí", respondió el anciano. "¡Sí lo era!"
Jesús
se frotó los ojos y dijo: "¿Papá?"
El
anciano se frota las lágrimas de los ojos y le dice: "¿Pinocho?"
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