La ocurrencia de los Venezolanos es muy
notoria, de todo hacemos un chiste hasta de cualquier problema que se nos
presente ya sea personal o ajeno. “A mal tiempo buena cara”, esa es la esencia
de todo venezolano, especialmente de los orientales.
Aquí tienes 6 chistes que te harán el rato más agradable.
Se encuentran dos chinos:
– ‘El otlo día me complé un coche.’
– ‘¿Ah, sí?’
– ‘Sí, mila, es ese de ahí.’
– ‘¿Y qué malca es?’
– ‘Un Alfa’
– ‘¿Lomeo?’
– ‘Lo meas y te lompo el alma, pol
cochino’
No me dejes en estado vegetativo
Anoche estaba hablando pendejadas con
mi mujer y tocamos el punto de vivir o morir.
Yo le dije:
– Nunca me dejes vivir en estado
vegetativo, dependiendo de máquinas y líquidos de una botella. por favor
¡desenchufa toda esa vaina!….¡prefiero morir!
Entonces ella se levantó con una
sonrisa espectacular…..y desenchufó el televisor, la computadora, el ipod,
apagó el celular y me botó la cerveza…..
– ¡COÑO!….¡CASI ME MUERO!
Entra Pepito en la cocina, rascándose
la cabeza y le pregunta a su madre:
– Mamá…..¿Por qué tengo este chichón en
la cabeza?
– Pues lo tienes desde que nacistes,
hijo. Lo que pasó es que cuando tu ibas a nacer, a tu papi le dieron ganas de
hacer el amor y, como tu venías de cabeza, te hizo ese chichón.
– Carajo mamá, menos mal que venía de
cabeza, ¡porque si hubiera venido de nalgas nos coge a los dos!
Un día un americano, un francés, y un
venezolano discutían sobre la tecnología avanzada que había en cada uno de sus
países. Entonces el americano dice:
- En mi país tu pisas un botón, y
puff... ya estás viendo la luna.
Después llega el francés y dice:
En mi país tu pisas un botón, y puff...
ya estás viendo el planeta Marte.
Y por último llega el venezolano y
dice:
- En mi país tu pisas una concha’e
mango, y puff ... ya estás viendo las estrellas.
Todo lo que eche sangre es cacería
El empleado de la oficina de
inmigración le hace preguntas a un inmigrante:
– ¿Sexo?
– 3 veces por semana.
– ¡No!…quiero decir si Masculino o
Femenino
– ¡Lo que caiga!
En una fiesta se acerca un mesero a
ofrecerle más whisky a una muchacha:
– Madame, ¿gusta otra copa?
– No, gracias, me hace daño para las
piernas.
– ¿Se le adormecen?
– No, se me abren!
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